Francia ha sido el epicentro de los principales cambios políticos de la Edad Contemporánea o –al menos- de sus primeras décadas. Tras la gran Revolución Francesa de 1789, y la revolución de 1830, una vez más un suceso meramente local habría de desencadenar una ola revolucionaria que se expandió por buena parte de Europa.
En 1848, Francia era gobernada por monarquía constitucional bajo el rey Luis Felipe I de Orleans, quién había subido al trono tras la revolución de 1830 y destitución de Carlos X, por ser de una tendencia constitucional y contar con el apoyo de sectores de la alta burguesía.
Pero tras 18 años de gobierno la situación era cada vez más complicada, puesto que se atravesaba una dura crisis económica y aumentaban las protestas sociales y políticas. Uno de los principales conflictos se daba entre los grupos excluídos de la participación política que exigía la ampliación del electorado por un lado, y –por el otro- Luis Felipe, el primer ministro Guizot y sus allegados que se negaban a modificar un sistema electoral que claramente privilegiaba a los más poderosos.
En febrero de 1848, la tensión llegaba a puntos extremos, y pronto estalló la revolución tras una manifestación en las que participaron diversos grupos sociales: sectores de la burguesía excluidos del voto, estudiantes, trabajadores, y a ellos se sumó la Guardia Civil que plegó a la rebelión. Durante tres días, la ciudad de París se convierte en un virtual campo de batalla con barricadas, saqueos y enfrentamientos entre el pueblo y el ejército.
La monarquía realizó algunos intentos infructuoso para descomprimir políticamente la crisis, pero los grupos opositores de socialistas y republicanos en la Asamblea Nacional (parlamento) exigieron la instauración de una república. Finalmente Luis Felipe I abdicó y huyó con su familia a Inglaterra. Se instaló un gobierno provisional hasta tanto se aprobara una nueva constitución y se celebrasen elecciones.
Este nuevo período que se abre en Francia es conocido históricamente como la Segunda República y se caracterizó por la concreción de importantes reformas liberales como el sufragio universal masculino, la reducción de la jornada laboral en 10-11 horas y la abolición definitiva de la esclavitud. Las elecciones determinaron como primer Presidente de Francia a Louis Napoleón (sobrino de Napoleón I) quien luego de unos años se adueñará del poder y se proclamará Emperador.
Pero mucho antes de esto, cuando el movimiento revolucionario francés estaba en su apogeo, los sucesos franceses reavivaron los conflictos en muchas otras ciudades y regiones de europea desatando la oleada revolucionaria que se conoce como Revoluciones de 1848, de la que podréis conocer más en el siguiente artículo.
Más información en:
artehistoria.com
VÀZQUEZ DE FERNANDEZ, Silvia. El mundo/America/La Argentina. Editorial Kapelusz.
Imágenes:
Barricadas en París, en Wikipedia
Afiche revolucionario de 1848, en artehistoria