Como hemos visto en nuestro artículo anterior sobre la Iglesia Medieval, esta institución fue la entidad de mayor poder intelectual y espiritual en la Edad Media. Pero dicha influencia no se limitó a estos ámbitos, sino que se ayudó a sostener un enorme poderío económico. ¿Cuáles eran las principales ventajas económicas de las que disfrutaba la Iglesia en la Edad Media?
La iglesia en la Edad Media
Debemos recordar que la Edad Media (especialmente la Alta y Baja Edad Media) se enmarcó en un sistema feudal de producción, con señores feudales que recibían la tenencia de tierras con campesinos dependientes (siervos).
Dentro de la larga jerarquía de la iglesia, en las más altas esferas encontramos a los que llamaremos “señores eclesiásticos”. Ellos serían los obispos, que ejercían su poder desde las catedrales de las ciudades, y los abades que hacían lo propio desde los monasterios en áreas rurales.
Los obispos y abades eran ,al igual que los nobles, poseedores de feudos, cuyas tierras eran habitadas por campesinos dependientes con obligación de pagar tributos. Dado que ambos grupos -los señores laicos y los eclesiásticos- funcionaban como grupo explotador de los campesinos, se puede afirmar que conformaban una misma clase social. Ellos representaban dentro de la sociedad feudal al sector privilegiado, y muchas veces, pertenecían a las mismas familias.
Pero más allá de la riqueza que implicaban la posesión de estos feudos, la Iglesia tuvo otra importante fuente de bienes. Se acapararon importantes cantidades de propiedades, de campesinos y de señores, por medio de las donaciones.
En las prédicas que se realizaban en los oficios religiosos, se difundía el temor al infierno después de la muerte. Según las creencias de los eclesiásticos, para evitar este destino para el alma del difunto, había que hacer el bien en vida. Una de las formas de purificarse era donando propiedades a los monasterios o catedrales. Eso ayudaría a que los sacerdotes rezaran por la buena ventura del alma y su llegada al paraíso.
Estas creencias tuvieron una difusión y un arraigo muy fuerte entre todas las clases sociales durante la Edad Media. Como consecuencia, grandes cantidades de tierras y bienes fueron transferidos a la Iglesia, ante el temor a sufrimientos en la otra vida. En este sentido, la Iglesia, como siempre, jugó con la ignorancia y el miedo de la población, por algo a esta etapa se la conoce como «etapa oscura«.
Más ventajas económicas de la Iglesia Medieval
Además de las ventajas propias de las clases sociales privilegiadas, como era la posesión de Tierras y riquezas, la posesión de campesinos que trabajaban esas tierras y la obtención de donaciones por parte de la población por el temor a pasar a mejor vida sin un alma purificada, la Iglesia Medieval todavía tenía algunas ventajas económicas más que los convertían en una de las clases más privilegiadas de esta época, en la que el cristianismo se estableció como creencia dominante.
Cabe destacar que durante esta época la Iglesia nunca prohibió la esclavitud, al contrario, se valió de ella para enriquecerse. Como mucho, la Iglesia de la Edad Media estableció algunas limitaciones a la trata de esclavos, por ejemplo prohibió su venta a los paganos, pero nunca los prohibieron y de hecho se valieron de ellos para trabajar sus tierras o para ofrecerlos a cambio de favores políticos o sociales.
También es de justicia señalar que a partir del siglo XI y en especial desde estas fechas hasta el siglo XIII surgieron numerosos movimientos que predicaban la mendicidad y la pobreza como la verdadero muestra de la fe. Estos movimientos rechazaban la vida ostentosa y de poder que había llevado al Iglesia y se dedicaban a la mendicidad, en muchos casos tan solo pes pedían a los ricos. Algunos de estos movimientos espontáneos que surgieron en Europa fue el de los begardos, en Alemania.
Estas órdenes mendicantes comenzaron a enriquecerse y fueron criticadas por las no mendicantes, que afirmaban que la mendicidad producía el adormecimiento del religioso y su sumisión a aquel que tenía dinero.
En definitiva, la Iglesia Medieval se las apañó, de una forma o de otra, para ser uno de los estamentos más ricos, lo que también se traduce en las enormes y destacadas obras arquitectónicas religiosas que se construyeron durante este período, que bien podrían ser el símbolo que ejemplifica el poder económico, político y social de la Iglesia en la Edad Media.
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