Imperio Bizantino: historia resumida

El Imperio Bizantino, también conocido como Bizancio, se refiere a la mitad oriental del Imperio Romano, que sobrevivió a la caída de la mitad occidental durante casi 1000 años.

El Imperio bizantino tuvo su sede en Constantinopla, la actual Estambul, y en su apogeo controlaba territorios desde el sur de España hasta Siria. A lo largo de su historia, los bizantinos tuvieron poco control sobre Roma y hablaban principalmente griego. A pesar de esto, los bizantinos continuaron refiriéndose a sí mismos como «romanos», según han podido estudiar algunos historiadores expertos en el tema. Su gran imperio se considera el imperio «romano», aunque tenía poco control sobre Roma.

Si quieres aprenderlo todo sobre la historia del Imperio Bizantino, te recomendamos que sigas leyendo el  artículo para que comprendas la importancia y el poder que tuvo esta época de Bizancio.

Este fue el origen del Imperio Bizantino

Cuando el Emperador Teodosio, consciente de lo costoso y difícil que resultaba mantener la seguridad de las fronteras del Imperio, decidió en el año 395 d.C., dividirlo en dos partes: una oriental y otra occidental. El Imperio Romano de Oriente fue entregado a su hijo Arcadio.

El Imperio Romano de Occidente, no pudo soportar los insistentes ataques germanos, desapareciendo en el año 476 d.C. Por el contrario el Imperio Romano de Oriente, también conocido como Imperio Bizantino, consiguió perdurar hasta el año 1453, cuando los Otomanos invadieron la ciudad de Constantinopla.

Caída de Constantinopla

Caída de Constantinopla

El Imperio Bizantino era una algamasa de pueblos, que durante diez siglos supo unir la cultura griega y la romana, consiguió que convivieran religiones como la cristiana y la pagana, mezcló las costumbres de occidente con las de oriente. Consiguiendo una riqueza cultural en todos los sentidos, recogiendo de cada cultura lo que podía ser provechoso para una sociedad tan diversa.

Dentro del Imperio Bizantino, se hablaba el griego a pesar de considerarse romanos, pues no dejaban de ser descendientes directos de los Emperadores de Roma.

Conoce todo de Constantinopla

Cuando Teodosio dividió el Imperio, otorgó la capitalidad del Imperio Romano de Occidente a Roma, mientras que la capital del Imperio Romano de Oriente, se convirtió en Bizancio, que tras la restauración de la ciudad por parte de Constantino y con esa nostalgia del Imperio Romano, la llamo Nueva Roma, nombre que no perduró en el tiempo ya que se la comenzó a llamar Ciudad de Constantino, Constantinopla.

Bizancio había sido una antigua colonia griega, fundada por el Rey Bizas, según relata la mitología griega. Será más tarde cuando este Imperio se le comience a nombrar como Imperio Bizantino.

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Constantinopla

Constantino consiguió en tan solo 6 años reconstruir una ciudad de un tamaño y con una arquitectura que nada tenía que envidiar a la ciudad de Roma.

Bizancio o Constantinopla , se encontraba en un punto estratégico, era la puerta de entrada de Europa a Asia. Pasando del Mediterráneo al Mar Egeo y desde ahí a través del  estrecho de los Dardanelos, se llega al mar de Mármara, una vez atravesado, llegamos a Constantinopla, por último atravesando el estrecho del Bósforo llegamos al mar Negro. Una ubicación estratégica como punto de tránsito y de comercio entre Europa y Asia Menor.

Murallas de Constantinopla

Murallas de Constantinopla

Llegó a ser una de las ciudades más pobladas del mundo, debido a su gran actividad cultural y económica. Constantinopla a menudo era atacada por tribus germanas, hasta que en el siglo V, el Emperador Teodosio II, construyó una muralla de tres muros y 12 metros de altura que rodeaba la ciudad, y de la que todavía quedan restos. Las murallas tenían una longitud de 19 km entre los que se distribuían 96 torres de vigilancia.

Nace un Nuevo Imperio conocido como el Imperio Bizantino

El Emperador Arcadio, heredero de Teodosio I, y primer Emperador del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, luchó incansablemente por mantener las fronteras controladas y seguras. Ante los incesantes ataques bárbaros que habían acabado con el Imperio Romano de Occidente, Teodosio II sucesor de Acadio, reforzó las murallas originales de la ciudad de Constantinopla, por otra compuesta de 3 muros de 12 metros de altura, que acabamos de comentar, consiguiendo mantener la ciudad a salvo dese el siglo V, hasta el XIII, haciendo de ésta una ciudad prácticamente inexpugnable.

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Teodosio II

El imperio repelió invasiones como la de los hunos o los Ostrogos. Zenón, en el año 487, provocó a Teodorico para que invadiese Italia y matase al rey germano Odoacro a cambio de darle el gobierno de Italia, hechos que se produjo en el año 493, liberando al Imperio Bizantino de dos rivales directo, Odoacro en Occidente y de los molestos Ostrogodos, que amenazaban constantemente al imperio. Los godos acabaron con el Imperio de Occidente, para fundar un nuevo reino El Imperio Germánico de Occidente, mientras que el Imperio de Oriente se vio liberado de los constantes ataques a los que había sido sometidos.

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La situación durante el siglo V, era la siguiente:

Año 408 – Muerte de Arcadio, primer emperador en la historia del Imperio romano de Oriente.
Año 425 –  Teodosio II lleva a cabo la reforma la Universidad de la ciudad de Constantinopla
Año 450 – Sube al trono Marciano.
Año 457 – El Patriarca de Constantinopla corona a León I.
Año 475 –  Golpe de Estado de el general Basilisco
Año 476 – Cae Rómulo Augústulo, último emperador del Imperio romano de Occidente.
Año 476 – Zenón recupera la estabilidad para el Imperio de Oriente.
Año 491 – Anastasio I, asume la corona del reino.
Año 493 – Teodorico con el consentimiento del Imperio bizantino, se hace cargo de Italia.

El Imperio Bizantino de Justiniano (527-565)

Justiniano, accedió al trono en el año 527, recibió una excelente educación milita y cuando llegó al poder quiso desarrollar una idea que había madurado a lo largo de su vida, la idea de que sólo tenía que existir un único rey para ejercer la autoridad política en todo el mundo cristiano, y ese rey debía ser el Emperador Bizantino.

Imperio Bizantino a la subida al trono de Justiniano

Imperio Bizantino a la subida al trono de Justiniano

Fue la etapa de mayor apogeo del Imperio, para conseguir unificar todos los reinos cristianos, se propuso restablecer las fronteras de lo que había sido el Imperio Romano. Una vez asegurada la frontera oriental del imperio, amenzada por el fuerte expansionismo del Imperio Persa, saldada en la batalla de Dara en el año 530, volcó todo su empeño en conquistar lo que había sido el Imperio Romano de Occidente.

Victorias a cargo de sus generales Belisario y Narsés, conquistando las antiguas provincias romanas del norte de África ahora en manos de los vándalos, así como las islas de Córcega, Cerdeña y Baleares. Después anexionaron Dalmacia, hasta que en el año 536 consiguieron entrar en Roma.

Aprovechando en el año 552, una serie de disturbios en los territorios Visigodos de Hispania, Justiniano logró anexionar al Imperio gran parte del sur de Hispania, provincia a la que llamó Spania, región que no abandonarían hasta el año 620.

Imperio Bizantino, tras las conquistas de Justiniano, en marrón más claro

Imperio Bizantino, tras las conquistas de Justiniano, en marrón más claro

Pero estos sueños tenían un coste, las campañas en Occidente y los espectáculos de exaltación, dejaron las arcas del estado bastante debilitadas, cayendo en una profunda crisis económica que tardarían en superar. La forma que Justiniano encontró para revitalizar la hacienda, era a través de fuertes impuestos a los ciudadanos, provocando grandes revueltas que estuvieron a punto de costarle el exilio, al emperador.

Presbiterio de la iglesia de San Vital de Rávena. En el muro izquierdo puede observarse el cortejo de Justiniano.

Presbiterio de la iglesia de San Vital de Rávena. En el muro izquierdo puede observarse el cortejo de Justiniano.

Por otro lado un brote de Peste en el año 534, llamada Peste de Justiniano, agravó si aún se podía más, la situación económica del Imperio, diezmando la población de Constantinopla en 1/3.

La muerte de Justiniano se produjo en el año 565, acabando así uno de los periodos más importantes y florecientes del Imperio Bizantino.

El Imperio Bizantino después de Justiniano

Los siguientes siglos no fueron especialmente buenos para el Imperio Bizantino, se sabe que fue una época de fuertes dificultades, el Islam comenzaba a conquistar las regiones con más recursos, los búlgaros y los eslavos amenazaban por el norte del Imperio, luchas contra el vecino imperio persa en el este del Imperio, todo esto añadido a las luchas internas entre el poder religioso y el terrenal, hicieron que los siglos VII y VIII, se considerada una época oscura que no sirvió para otra cosa que para salir como un Imperio más afianzado y reforzado.

Cruz de Justino II

Cruz de Justino II

Justino II, sucedió a Justiniano, pero se trataba de un emperador demasiado enfermo y demasiado loco, incapaz de administrar y de hacer frente a las amenazas externas, murió dejando a Tiberio II a cargo del Imperio. Un emperador que no tenía afán expansionista y a quien no le importó dejar caer Italia a manos de los lombardos o bárbaros.

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Los persas seguían adentrándose cada vez más a través de las provincias orientales del Imperio, pero pronto cambiaría la amenaza persa por la árabe, convirtiéndose en una adversario mejor preparado y más temido. Los árabes habían ocupado las provincias de Siria, Palestina y África del Norte, Hispania en manos de los Visigodos, dejando al Imperio Bizantino reducido a a Grecia, el sur de Italia y Asiamenor.

Cuando los turcos en el siglo XI, se apoderaron de Asia Menor, la situación se hizo crítica. A partir de este momento se puede decir que se inicia el declive del Imperio Bizantino, dándose por finalizado en el año 1453, cuando los Otomanos ocuparon Constantinopla.

Religión y cultura del Imperio Bizantino

En la época de Justiniano, Bizancio vivió su máximo esplendor, con figuras tan destacadas como Nano de Panópolis y Pablo Silenciario o el historiador Procopio, desgraciadamente también fue en esta época cuando se clausuró la Academia de Atenas.

Hacia el año 528, se codificó el Derecho Romano en el Código de Justiniano o Corpus Iuris Civilis, un código civil que no solo regulaba las relaciones patrimoniales de los ciudadanos, como ocurre con el actual Derecho Civil, sino que además se ocupaba de delitos criminales o de orden público y privado.

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En cuanto a el arte de la arquitectura, los bizantinos destacaron por la profusa decoración y la belleza de sus iglesias. Sus construcciones de planta de cruz griega con cúpula sobre pechinas, no podemos dejar de mencionar la Iglesia de Santa Sofía en Constantinopla o la Basílica de San Marcos de Venecia.

Los interiores de las iglesias bizantinas eran explosiones de color y lujo, compuestas de preciosos mosaicos, decoraban los ábsides y las cúpulas de éstas. En cuanto a la escultura destacaban los relieves sobre marfíl.

Los bizantinos supieron combinar y fusionar elementos de todas las culturas que convivian en el Imperio, como eran los grecorromanos, orientales y cristianos. Se crean verdaderas bibliotecas con recopilaciones de las grandes obras clásicas, tanto en las escuelas, en las universidades o en monasterios como el del monte Athos en Grecia.

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A pesar de que Bizancio fue regido por la ley e instituciones políticas romanas y su idioma oficial era el latín, el griego también se habla, y los estudiantes recibieron la educación de la historia griega, la literatura y la cultura.

En términos de religión, el emperador bizantino era el patriarca de Constantinopla, es decir el jefe de la Iglesia y del Estado, era el líder espiritual de la mayoría de los cristianos orientales.

La música bizantina, de carácter normalmente religioso estaba fuertemente emparentada con el canto gregoriano

La música bizantina, de carácter normalmente religioso estaba fuertemente emparentada con el canto gregoriano

El legado del Imperio bizantino ha dejado una rica tradición de arte y literatura. Además políticamente tuvo una gran importancia como «barrera» entre los estados medievales de Europa y la amenaza de invasión de los pueblos asiáticos.

El Imperio bizantino cayó finalmente en 1453, después de que un ejército otomano atacara Constantinopla durante el reinado de Constantino XI.

Imperio Bizantino| El Fin del Imperio Bizantino

La caída de Constantinopla, que tuvo lugar en el 29 de mayo de 1453, no podía ser sino la crónica de una muerte anunciada. El desintegrado Imperio Bizantino, otrora indestructible, había empezado su declive tiempo atrás y el avance inexorable de los otomanos, que habían conquistado a la altura del siglo XV enormes territorios en Asia y el norte de África, no encontró en ellos una gran oposición.

Sin embargo, su caída supuso un verdadero shock para el mundo cristiano, que veía cómo las puertas de Europa se habrían para los otomanos. Asimismo, la caída de Constantinopla suponía el fin de un Imperio que había durado más de mil años y al que, pese a los reclamos del Sacro Imperio Romano Germánico, se seguía considerando en buena medida como los herederos más directos del célebre y glorioso Imperio Romano.

De hecho, la conquista de esta mítica ciudad fue tan importante que los historiadores han considerado 1453 como la fecha de referencia que separa la edad Media de la Edad Moderna.

caída de Constantinopla

La caída de Constantinopla influyó de diferentes y destacadas formas en la cultura occidental de la época. Así, por ejemplo, se sabe que, ante la inminente caída de la milenaria ciudad, muchos artistas e intelectuales de origen bizantino decidieron partir hacia occidente. Se establecieron especialmente en diferentes territorios de Italia, con los que Bizancio habían tenido intensas relaciones comerciales.

Dichos intelectuales y artistas llevaron consigo sus conocimientos y muchos manuscritos de todo tipo que querían salvar de la destrucción que los otomanos dejaban a su paso. De esta forma, llegaron a Occidente una enorme cantidad de conocimientos que no se conocían previamente y que tuvieron una gran influencia en el auge del Renacimiento que se estaba produciendo, especialmente en el caso de los escritos de la filosofía neoplatónica.

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En todo caso, el final del Imperio Bizantino supuso un duro golpe para la Cristiandad Occidental. No solo desaparecía un símbolo político, ideológico, religioso y cultural que había sido referencia durante milenios, sino que significaba que el peligro otomano ya no tenía apenas ninguna barrera que le separara de Europa.

De hecho, los enfrentamientos entre diferentes ejércitos cristianos y el poder turco fueron constantes durante las siguientes décadas, llegando a sitiar la célebre ciudad de Viena en varias ocasiones, la última de ellas más de dos siglos después de la caída de Constantinopla, en 1683. Este impacto convirtió su reconquista en una ambición constante pero, aunque el papa Pío II llamó a todos los líderes cristianos a una Cruzada para reconquistarla en 1459, esta nunca se llevó a cabo.

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Pese a los deseos expresados en algunos escritos y cantados en la literatura de los años posteriores, nunca se realizó, durante la Edad Moderna, ningún intento serio de reconquistar Constantinopla, especialmente cuando Europa ya tenía suficientes problemas solo para evitar que los otomanos conquistaran más terreno. Además, la idea de la Reconquista de Tierra Santa siempre tuvo un lugar predominante en el imaginario colectivo de los siglos posteriores, relegando la idea de la salvación de Constantinopla a un segundo plano. Pero nunca se olvidó.

Imperio Bizantin -Estambul

Cabe destacar, como curiosidad, que una versión moderna de la recuperación de Constantinopla apareció en los planes del gobierno griego a principios del siglo XX. El político griego Eleftherios Venizelos, uno de los líderes del movimiento de liberación nacional, presentó el que recibió el nombre de proyecto o idea Megali.

El proyecto Megali era una idea estrechamente vinculada al nacionalismo griego que defendía que todas las tierras habitadas por población cuyo origen étnico fuera griego debían formar un único estado. Esto significaba “salvar” a muchos territorios que habían pertenecido al Imperio Bizantino del yugo de un Imperio Otomano próximo ya a su desaparición.

La Guerra Greco-Turca de 1919-1922

La Guerra Greco-Turca de 1919-1922

Durante la guerra Greco-Turca que se desarrolló entre 1919 y 1922, el gobierno griego, bajo la idea Megali, quiso intentar la reconquista de Constantinopla, aprovechando que el Imperio Otomano había quedado muy debilitado tras el fin de la I Guerra Mundial (1914-1918).

Sin embargo, los griegos nunca lograron este objetivo y fueron derrotados en esta contienda, siendo obligados por los hechos posteriores a abandonar todo lo relacionado con el proyecto Megali. Sin embargo, algunas corrientes e ideologías griegas todavía defienden la unión política de aquellos territorios de origen étnico griego y que muchos territorios vinculados al antiguo Imperio Bizantino (incluida la actual Estambul) deberían formar un complejo grupo unido.

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Bibliografía:

  • Historia de Bizancio de Emilio Carrera ISBN 84-344-6599-X
  • Breve historia de Bizancio de John Julius Norwich ISBN 84-376-1819-3
  • OSTROGORSKY, Georg: Historia del Estado Bizantino de George Ostrogorsky ISBN 84-7339-690-1
  • Breve historia del Imperio Bizantino de David Barreras y Cristina Duran ISBN: 9788497637138
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