Antes de ser gobernado por un faraón, el Antiguo Egipto era un conjunto de asentamientos independientes. Cada uno con su propio culto a los dioses, que luego pasarían a formar parte del panteón dinástico. Los egipcios fueron, ante todo, tolerantes, su panteón llegó a estar formado por 2000 divinidades distintas.
Esto fue posible, en gran medida, porque todos los dioses egipcios se parecían entre sí, al menos en su concepto. A diferencia de la religión sumeria, que reservó un espacio particular para cada deidad, el panteón egipcio nunca fue totalmente sistematizado, ni se terminaron de determinar las propiedades de cada dios.
La importancia de cada dios dentro del panteón tenía una directa relación con la política que atravesaba el reino en cada momento. Si la ciudad predominantemente política era, por ejemplo, Heliópolis, ciudad de los sacerdotes, entonces el dios solar Ra era adorado como la principal divinidad. Durante las primeras fases históricas, cuando la capital del Imperio fue Menfis (III y IV dinastía), el culto a Ptha predominaba por sobre los demás, y así sucesivamente.
La decadencia de la monarquía, a partir de la VI dinastía, provocó que tomaran fuerza otros dioses locales, como el caso de Osiris, asociado con la resurrección. Según el mito, Osiris fue asesinado por su hermano Seth. La diosa Isis, esposa y hermana de Osiris, logró resucitarlo con la ayuda de Thoth y Anubis, y finalmente fue vengado por su hijo Horus.
Durante el Imperio Medio el dios “oficial” fue Amón, originario de la ciudad de Tebas, en el Alto Egipto. Su carácter de divinidad solar ayudó a que se identificara con Ra, del Bajo Egipto, logrando así su aceptación de todo el reino. En el Imperio Nuevo, la asociación entre los dos dioses fue tal que sencillamente se impuso el culto a Amon-Ra.
Tras la extinción del Imperio Nuevo, el culto a los dioses locales y las viejas tradiciones tomaron de nuevo protagonismo. Amón dejó de ser considerado como el dios nacional y, en su lugar, fueron veneradas muchas otras divinidades, como Neith, la diosa de la guerra, y Bast, la diosa de la felicidad.
El fin de la religión egipcia no llegaría hasta el siglo IV, cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del imperio romano, qué había conquistado a Egipto durante su expansión hacia el Mediterráneo.
Los principales dioses egipcios fueron:
- Amón: El “oculto”. Dios de la creación y patrón de Tebas. Deidad nacional desde la XII dinastía.
- Anubis: Dios con cabeza de chacal, proveniente de Tinis. Patrón de la magia, protector de las tumbas y guía de los difuntos al morir.
- Apis: Dios-toro de Menfis. Venerado desde la I dinastía como hijo de Ptah y como símbolo de la fuerza y el valor.
- Bast: Diosa con cabeza de gato, hija del dios solar Ra. Adorada en Bubastis. Patrona de la música y de la danza.
- Isis: Esposa de Osiris y madre de Horus. Personificación del trono egipcio, y diosa de la maternidad y la medicina.
- Khnum: Dios-carnero de Elefantina y guardián de las fuentes del Nilo. Creador de todos los seres vivos.
- Maat: Diosa de la verdad y de la justicia. Hija de Ra. La encargada de pesar el alma de los difuntos.
- Osiris: Dios del ultramundo, la resurrección, y la naturaleza. Con centros de culto en Bubastis y Abydos.
- Ptah: Deidad de Menfis protectora de los artistas y herreros. Aparece como una momia con la cabeza rapada.
- Ra: El dios supremo según la teología de Heliópolis. Aparece representado con cabeza de halcón y un disco solar.
- Seth: Personifica el caos dentro de la mitología egipcia. Es representado como guerrero zoomorfo.
Fuentes:
- Meuleau, M.: El Mundo Antiguo, El Mundo y su Historia, Argos, Barcelona, 1968
- Historia Universal: El Egipto faraónico. Bs. As., AGEA, 2005