Las clases sociales en el Imperio Romano: Patricios, Plebeyos Nobles y Plebeyos Caballeros

El Imperio Romano ha sido uno de los más poderosos, extensos e importantes de la historia de la Humanidad. Muchos pueblos cayeron bajo el yugo de Roma, y todavía hoy se pueden admirar los restos arquitectónicos de una civilización que alcanzó un esplendor casi absoluto. Sin embargo, ya en el Imperio Romano existían grandes diferencias entre los diferentes estratos que componían la sociedad. En este post vamos a explicarte acerca de Las clases sociales en el Imperio Romano: Patricios, Plebeyos Nobles y Plebeyos Caballeros

Clases sociales en el Imperio romano

La sociedad romana estaba dividida en distintas clases, con diferentes derechos civiles y políticos y también diferencias económicas. Veamos, entonces, cuáles son los principales grupos sociales y algunas de sus características más relevantes:

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Los Patricios

Se denominaba Patricios a las familias más antiguas de Roma, quienes formaban una aristocracia de propietarios de tierras. Poseían todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales. Eran ciudadanos de pleno derecho. El nombre de Patricios le venía dado porque provenía de «padre», en referencia a que eran hijos de los padres fundadores de Roma.

Componían el Senado Romano, sin embargo, un cúmulo de escándalos durante la época de la República provocó que solo algunos patricios designados por el propio emperador formaran parte del Senado y de su propio consejo personal.

Entre los derechos de los patricios estaba ocupar las magistraturas y cargos importantes en el consejo del emperador y en el Senado, ser jefes de las legiones romanas, estaban autorizados a tomar posesión de las tierras conquistadas, podían entrar en colegios y círculos de Sacerdotes, así como ejercer el culto de la ciudad. Además, tenían el derecho a poseer 3 nombres.

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Los Plebeyos del Imperio Romano

Todos aquellos que estaban por fuera del grupo de los Patricios. Originalmente carecían de derechos, pero a través de siglos de luchas sociales se les fueron reconociendo derechos similares a los de los Patricios. Entre ellos el de ser Ciudadanos Romanos, a elegir representantes y a tener sus propias instituciones políticas.

Entre los plebeyos había grandes diferencias económicas, por lo que dentro de los denominados Plebeyos se pueden distinguir los siguientes grupos: nobles, caballeros y clientes.

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Nobles: Eran los plebeyos más ricos, que se igualaban a los patricios por su fortuna y por ocupar los cargos políticos más importantes.

Caballeros: Eran plebeyos con una fortuna intermedia, que obtenían por sus trabajos como comerciantes, agricultores o profesionales, llegaban a ocupar cargos políticos de mediana importancia.

Clientes: Eran plebeyos que no tenían recursos propios y se ponían al servicio de un patricio (para ir a la guerra, votarlo en los comicios). A cambio su patrón les daba alimentos y/o dinero. Con el correr del tiempo, los clientes fueron empobreciéndose cada vez más, hasta convertirse en una masa de desocupados fácil de manipular con fines políticos.

Estos tres grupos sociales conformaban el sector más favorecido política y económicamente en la sociedad romana. En contrapartida, otros grupos sociales se encuentran en menores condiciones económicas, siendo los estratos más bajos de la sociedad romana.

Los Esclavos del Imperio Romano

No tenían derechos de ningún tipo. Normalmente eran prisioneros de guerra. El número de esclavos en Roma llegó a ser enorme con la expansión del Imperio. Se les obligaba a hacer los trabajos más duros y ruines de por vida. Se puede decir que su destino dependía de la benevolencia o crueldad de su amo. Muchos de estos esclavos eran utilizados para satisfacer las ansias de diversión del Emperador y del pueblo.

Los esclavos eran los principales actores de las “funciones” que se realizaban en los coliseos y anfiteatros romanos, donde a menudo debían luchar a muerte entre ellos, enfrentarse a guerreros provistos de armaduras y grandes espadas, pelear contra animales salvajes o resistir en las carreras de cuadrigas, entre otras lindezas. Se cree que en aquella época existían solo en Roma casi 300.000 esclavos, y que algunas de las familias más ricas podían llegar a tener 1.000.

Los Ciudadanos honorarios del Imperio Romano

Eran ciudadanos que renunciaban a su antigua nacionalidad y eran acogidos por el Imperio a cambio de obtener la nacionalidad romana.

El Ejército del Imperio Romano

Los miembros del ejército tenían que someterse a un brutal entrenamiento durante 4 meses para poder entrar en el cuerpo. Aquellos que no podían aguantarlo eran rechazados. Las pruebas consistían en recorrer 30 kilómetros en menos de 5 horas. Después, deberían hacer lo mismo pero provistos con la armadura reglamentaria s instrumentos de todo tipo necesarios para levantar después de cada jornada de entrenamiento un campamento que incluyera barreras defensivas.

En un principio la mayor parte del ejército estaba formado por patricios o soldados profesionales, pero a medida que el imperio creció y los problemas también, se hizo necesario conseguir más y más efectivos, por lo que comenzaron a aceptarse plebeyos, con lo cual el ejército sufrió una cierta devaluación. Incluso los plebeyos, en la época de decadencia de los patricios, llegaron a ser la clase social más presente en el ejército romano.

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Los Colonos del Imperio Romano

Se podrían considerar como el paso intermedio entre la esclavitud que reinó durante el Imperio Romano y el Feudalismo que pasaría a dominar la Edad Media. En las últimas fases del Imperio, con los sistemas de producción e infraestructuras mejorados, se hizo patente que Roma no necesitaba tantos esclavos. Se procedió así a la liberación de muchos de ellos, que pasaron a ser colonos libres, aunque generalmente muy pobres.

En definitiva, estos colonos pasaban a vivir en libertad, pero tenían que seguir trabajando la tierra de los terratenientes ricos para sobrevivir. Además, para poder cultivar la tierra debía de pagar un canon o impuesto al terrateniente.

No tenían derecho a ejercer ningún cargo público, y en el caso de que el dueño vendiera sus tierras a otro terrateniente, el colono también formaría parte del acuerdo, es decir, pasaría a manos de otro terrateniente.

Las mujeres en el Imperio Romano

Roma matrimonio mujer
Las mujeres en el Imperio Romano se veían sujetas a unos condicionamientos sociales específicos para su sexo en la Antigua Roma. Las nacidas en libertad eran consideradas como ciudadanas romanas, pero no podían hacer práctica de los derechos y deberes que la misma consideración le daba a los varones. Por ejemplo, no podían votar ni tener ningún puesto de tipo público, salvo en el ámbito religioso y únicamente en puestos muy concretos, como es el caso de las vestales. Asimismo, las mujeres estaban subordinadas a la autoridad legal de un páter familias o tutor. Siempre pertenecían a su familia de origen, aun después de su matrimonio y de mudarse a la casa de su marido, siendo posible el divorcio.

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Además, también es cierto que las leyes romanas protegían los intereses de las ciudadanas, pues podían tener propiedades, presentarse a juicios o, incluso, emanciparse si se seguía un procedimiento legal muy estricto, algo muy diferente a lo que le ocurría a las mujeres de otras culturas antiguas, como la griega o la mesopotámica.

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En el caso de las libertas, tenían las mismas condiciones que los hombres en esta misma situación social, teniendo más o menos los mismos derechos que las mujeres que nacían libres. Sin embargo, dado que lo más común era que no tuvieran padres o que éstos también fueran esclavos y, por lo tanto, no tuvieran derechos ciudadanos, el dueño anterior o patrón podía hacer las veces de páter familias en aquellos asuntos legales que requirieran su vinculación a uno. En el caso de las esclavas, su caso es prácticamente igual al de los hombres, dado que ninguno de los dos tenía derechos y eran considerados como simples bienes materiales.

Por otro lado, las mujeres podían desempeñar trabajos y era muy habitual verles hacerlo a partir de cierta consideración social pues, si bien es cierto que las mujeres vinculadas a las familias ricas no solían desempeñar tareas laborales, el resto sí lo hacía. El tipo de trabajo que podían desempeñar era muy variados y se sabe que había mujeres romanas que tenían oficios tradicionalmente vinculados al ámbito femenino (como sirvientas, peluqueras, matronas, etc.), pero también podían tener un negocio en propiedad y se tiene noticia de mujeres que llegaron a ser médicos o secretarias, por citar algunos ejemplos. En el caso de las esclavas, sobre todo si habían adquirido esta condición con posterioridad a su nacimiento, la labor que solían desempeñar dependían en cierta medida de su educación y habilidades.

Las esclavas sin educación ni formación, como en el caso de los hombres, solían dedicarse a tareas manuales o, también, podían ser obligadas a prostituirse, pero si tenían una formación distinta, podían ser profesoras o, como se ha demostrado recientemente, incluso gladiadoras.

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