La Reforma Protestante marcó un antes y un después en el sector político y religioso de nuestra historia. ¿Quieres conocer más sobre este hecho tan importante? Sigue leyendo, vamos a explicarte qué sucedió, por qué, qué consecuencias tuvo y quién originó esta reforma.
Historia de la Reforma Protestante de Lutero
Como podemos ver, fue Martín Lutero quien inició la Reforma Protestante en el siglo XVI, entre 1517 y 1520; fechas entre las que tiene lugar la publicación de las 93 tesis de Lutero en las que se establece una doctrina que llevaba a la salvación del alma por medio de la fe (que no por las obras) y la gran ruptura religiosa del continente europeo.
Más adelante explicaremos en profundidad en qué consistían estas tesis publicadas en las puertas de Wittenberg, aunque en líneas generales debemos saber que en ellas se criticaba la corrupción de la comunidad religiosa, en especial la de los papas o representantes religiosos, quienes se hallaban tras las famosas indulgencias, principal causa de la desaprobación de Lutero.
Pero vamos a comenzar por dar un rápido y breve repaso a la biografía de Martín Lutero a fin de entender el momento en el que esta Reforma tiene lugar, como qué circunstancias rodearon a esta figura histórica antes y después de la Reforma y qué lo llevó a provocar ese gran cambio en la historia política y religiosa.
Biografía de Martín Lutero (1483-1546)
De nacimiento, Martin Luder, en la ciudad alemana de Eisleben, e hijo de un minero sajón de posición acomodada. El padre del luteranismo creció recibiendo buenos estudios y fue encaminado a una vida dedicada a la abogacía.
Su intención fue estudiar Derecho en la Universidad de Erfurt hasta que, en 1505 y volviendo a casa de una visita que había hecho a sus padres, sufrió una tormenta eléctrica en la que tuvo la cercerteza de acabar muriendo. Preso del pánico, prometió a Santa Ana dedicarse a una vida religiosa si salía de aquella situación con vida. Así sucedió y este fue el motivo por el que Martín Lutero abandonó su carrera como abogado y abrazó la fé enfocándose, preferentemente, en la reflexión y la introspección.
Ese mismo año, Martín Lutero tan solo tenía 22 años y ya pudo entrar en el convento de los agustinos de Erfurt (Alemania). Se retiró a una vida aislada y de introspección, iba a ser un monje ejemplar, piadoso, y obediente.
De hecho, Lutero se había envuelto tan de lleno en aquella vida de flagelaciones, ayuno, peregrinaje, confesiones constantes y largas horas de oración, que todo ello empezó a pasarle factura. En lugar de hallar la paz en sus actos y compromisos, se sentía cada vez más angustiado por no ser lo suficiente puro y limpio de pecado para el Dios al que adoraba.
Esta situación llevó a su superior en el monasterio a ordenar su ingreso en una carrera académica, con el fin de que Lutero se distanciara un poco de su extenuante vida de reflexión. Y así fue cómo comenzó sus estudios religiosos.
Ya fue en 1507 cuando se figuró como sacerdote, a la vez que dirigiría a un curso en Wittenberg. Más tarde y tras ser elegido como prior del convento, consiguió su doctorado en teología.
Aunque puede parecer una carrera eclesiástica de lo más normal, todo se vio truncado por las dudas hacia el camino que estaba tomando, que esta siendo invadido por prácticas religiosas que no le convencían del todo. Ante todas estas dudas, se vio impregnado de la fe más absoluta y determinó que sólo así lograba salvar su alma: cuando se eliminaban las clásicas prácticas católicas y sólo quedaba una fe tremendamente espiritual.
Con esta idea tan clara, Lutero comenzó a extender la palabra y pronto se vio rodeado de seguidores que creían fírmemente en su manera de llevar la fe, puesto que por aquella época había muchas irregularidades y casos de corrupción dentro del ámbito religioso. Esta filosofía, fe y modo de vida que Lutero veía tan necesario, llegó a su culmen el 31 de octubre de 1517 cuando, en la puerta de la capilla de Wittenberg dejó escritos 95 artículos basados en esta nueva fe y manifestado su disposición de discutirlos si alguien así lo veía necesario.
Las 95 tesis de Martín Lutero
Dentro de las 95 tesis de Lutero, se encontraba una de las medidas que Lutero creía más convenientes y necesarias de eliminar de las prácticas cristianas: las indulgencias papales. Cualquiera que pudiese pagar una indulgencia papal, podía verse absuelto de los pecados que había cometido, algo que no parecía lógico ni justo, ni religioso, a Lutero. Para Lutero, un pecado solo podía ser perdonado bajo la confesión y sobre todo, por el arrepentimiento sincero.
En estas 95 tesis se formaba lo que pasaría a ser el centro de la estructura de la fe de la religión protestante, siendo la salvación por medio de la fe, el epicentro de la doctrina luterana. Pero no se olvidó tampoco de condenar las reliquias y otras ostentaciones cristianas, como la adoración a los santos; así como de eliminar algunos sacramentos que consideraba innecesarios aunque manteniendo siempre el sacramento de la comunión y el del bautismo.
Una de las grandes ventajas con la que contó Lutero para convencer con su doctrina a muchos seguidores y que se extendiera con facilidad, fue la invención de la imprenta por parte de Gutemberg. Una vez redactadas las 95 tesis de Lutero, pudieron ser difundidas a todos los cercanos y no tan cercanos, para procesaran su religión de una manera distinta: la manera en que Lutero veía la fe y los actos religiosos.
Otra de las ventajas que también jugó a favor de Lutero y su nueva propuesta de fe, fue la segmentación que se produjo entre el poder secular y el eclesiástico, momento que aprovechó Lutero para presentar al papa como una figura inservible, que poco valía para representar el poder divino, quedando al frente solo de una Iglesia corrompida por los que la formaban. Pero cuando la doctrina de Lutero comenzó a difundirse, gracias a los estudiantes que le seguían, fue denunciado a Roma para que, al mismo tiempo, Federico de Sajonia lo tomara bajo su protección.
Consecuencias de la Reforma Protestante de Lutero
La consecuencia o respuesta directa de la Reforma Protestante de Lutero fue la Contrarreforma o Contrarreforma Católica, que dio lugar al Concilio de Trento, mediante el cual se llegó a una serie de directrices básicas para limpiar las costumbres de la comunidad eclesiástica, y en especial se cuidó de la formación religiosa de los obispos, para quienes se crearon seminarios cuyo fin se enfocaba en la buena enseñanza de la fé católica.
Así, la reforma protestante tuvo como consecuencia, tras años y años de negociaciones, el ensalzamiento del catolicismo, pues tras esto, la fé católica se definió aún más y se buscó la unión de quienes pertenecieran a ella. Además, gracias a la Paz de Augsburgo, católicos y luteranos podía convivir en una misma sociedad. No obstante, esta paz no limó asperezas entre unos religiosos y otros, por lo que, un siglo más tarde, tuvo lugar la Guerra de los Treinta Años, un gran conflicto protagonizado por católicos y protestantes y que dejó a las principales potencias europeas del momento.
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