Petra, ciudad misteriosa (I)

Un recorrido por las mágicas y ancestrales calles de Petra, la ciudad de piedra, develando los siglos de historia que aún se mantienen vivos en sus paredes.

 

Cautivo de su belleza; admirado por los colores de sus piedras; sobrecogido por la misteriosa presencia de su pasado tallada en la montaña. Así es como queda uno cuando converge desde el Desfiladero del Siq frente al Khazneh al Faroum, el Tesoro del Faraón, en Petra, una imponente fachada de hasta 40 metros de altura que está tallada en relieve sobre la roca de la montaña.

Petra

En esa situación no puede uno más que intentar imaginar la primera impresión de quien la redescubrió hace ya dos siglos, Johann Ludwig Burckhardt. Este joven suizo pretendía recorrer Egipto y fue estando en El Cairo cuando por primera vez oyó hablar de una ciudad oculta en unas montañas inaccesibles. Su espíritu aventurero y sus ansias por descubrir le hicieron dar un vuelco a su investigación y abandonar momentaneamente el estudio que le habían encargado en tierras egipcias. Fue tal su arrojo y valor que aún sabiendo que aquellas montañas estaban protegidas por tribus beduinas que eran muy hostiles, fue en su búsqueda.

Estudió el Corán, sus costumbres y pidió el permiso para acceder a aquellas montañas para sacrificar una cabra en el sitio en que veneraban la tumba de Aarón, hermano de Moisés. Acompañado por los beduinos se introdujo en aquel hermoso desfiladero y finalmente accedió a la maravillosa Petra. Atravesó todo aquel valle interior, admirando aquella ciudad monumental, las tumbas que se encontraba, las calles, las columnas y de cuanto podía tomaba notas a escondidas. y así llegó a la cercana montaña de Jebel Haroum, donde sacrificó la cabra. Fue el 22 de agosto de 1812.

Pero, ¿qué ocurrió en aquella ciudad para que quedara abandonada? ¿cuál fue su Historia?

 

La historia de Petra bajo los nabateos

Ciertamente, la ciudad es de origen nabateo, pero antes , en esa misma zona, en las cercanas montañas de Umm al Biyara,  hubo establecido otro pueblo, el edomita. Sin embargo, éstos fueron destruidos por un enorme fuego que arrasó el poblado en el siglo VII a.C. No se sabe si algunas familias edomitas se quedaron o no, ni siquiera si llegaron a coincidir con los nabateos, pero lo cierto es que la primera constancia que tenemos de la ciudad nabatea es de un texto de Diodoro en el que menciona a Jerónimo de Cardia, del siglo IV a.C. quien dijo estar presente en una batalla en el lugar entre nabateos y griegos.

Eran los nabateos un pueblo con rasgos nómadas, que vivía al aire libre y se dedicaba a la cría de ganado; comerciaban con betún del Mar Muerto, y con especias que traían de rutas orientales. Con el paso de los años, Petra, la ciudad excavada en el interior de las montañas Umm al Biyara, se convirtió en una ciudad caravanera muy importante, ya que al estar situada en pleno desierto servía de descanso a aquellas caravanas que se detenían para repostar agua y descansar. Los nabateos habían ideado un hábil sistema de almacenamiento de agua, en cisternas ocultas, con el que las abastecían cobrando por ello una tasa, no sólo por ese agua, sino por fijar la seguridad en la zona y permitirles atravesar su territorio. Además aprovechaban el paso para comerciar con sus productos.

Eran los comienzos de una gran ciudad, que hubo de vivir años de grandeza y años de continuas batallas por su control.

Estos nabateos que, supuestamente, habían llegado de la península Arábiga (aunque no hay constancia fehaciente, se estima que probablemente lo hicieron desde el Yemen), no fueron muy guerreros, pero sí que en cuanto tuvieron oportunidad fueron anexionándose territorios de los alrededores y haciéndose cada vez más grandes. Hacia el siglo I a.C. incluso estaba dentro del dominio nabateo la ciudad de Damasco.

Petra, grabado de Roberts

En tan terrible y hostil medio, en Petra, su única fuerza comerciable era el agua, por lo que tuvieron que agudizar su ingenio para conservarla sabiamente. Por eso, los nabateos han pasado a la historia como grandes ingenieros hidráulicos: excavaron canales en la montaña, construyeron cisternas de gran tamaño, idearon sistemas de filtrados, y todo, solventando las enormes dificultades orográficas que suponían aquellas montañas. usaron los manantiales que encontraron, los canalizaron, reocgieron las aguas que bajaban de las montañas, limpiaban las redes de abastecimientos, filtraban el agua; una tarea realmente impresionante teniendo en cuenta los tiempos de los que hablamos y los medios de que contaban.

Su crecimiento económico fue tan importante gracias al líquido elemento, que eso les sirvió para crecer en otros campos: apareció un sistema de escritura nabateo, procedente del arameo y desarrollaron la arquitectura con esos maravillosos templos que nos han llegado hasta hoy día.

 

Petra luego de la conquista Romana

Sin embargo, el ejército romano, que dirigía Pompeyo, derrotó al reino Seléucida en Damasco, creando Siria. Atacaron varias veces aquel fortín inexpugnable que era Petra, y resistieron cuanto pudieron. Finalmente fueron anexionados por el Imperio Romano en el año 106 d.C., y pasó a llamarse Arabia Pétrea, cuya capital se situó enBosra, dentro de lo que hoy día son los límites territoriales de Siria.

Plano de Petra

En el siglo IV d.C. se reorganizó administrativamente toda la región y Petra fue nombrada capital de una nueva región naciente: Palestina Tertia Salutaris.

Hasta que el Imperio Romano perdió sus posesiones a manos de los musulmanes en el año 636 d.C. en la batalla de Yarmuk.

Desde entonces Petra se ha convertido en un lugar deseado por todos los grandes imperios por el lugar estratégico en que se encuentra emplazada y como punto de defensa. Incluso durante las Cruzadas se luchó por Petra, y cayendo en manos cristianas, se le cambió el nombre para llamarla Valle de Moisés (Wadi Musa). Se edificó el monasterio de San Aarón en la cima de aquella montaña que muchos años después visitó Burckhardt, Jebel Haroun, y se crearon las fortalezas de al-Wueirah y al-Habis.

De nuevo hubo un enfrentamiento entre cruzados y el gran Saladino, y de nuevo, tras la derrota de aquellos Petra pasó a manos árabes, aunque ifnalmente la dejaron abandonada. De aquel monasterio original de San Aarón, quedaron los restos que hoy están bajo el wali musulmán que hoy día contienen los restos de Aarón.

Y así, durante muchos siglos, Petra permaneció oculta en las montañas, olvidada y abandonada por el mundo, hasta aquel mágico día de 1812 en que Burckhardt redescubrió aquella misteriosa ciudad.

 

 

 

Continúa recorriendo las más fantásticas obras arquitectónicas del pasado en los siguientes artículos:

 

  • El Coliseo
  • Las Piramides de Egipto
  • Los Zigurat: bastiones de la Mesopotamia
  • Los Jardines Colgantes de Babilonia

 

 

 

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